Os invitamos a entrar en nuestra peculiar Cocina: un lugar lleno de trastos y utensilios que a todos nos suenan; un lugar en el que vamos a cocinar palabras que se comen por los ojos sin cuchara y tenedor; un lugar donde las tostadoras vuelan, las especias bailan, los ajos saltan con pértiga y en el que, mmm… ¡huele que alimenta!
En nuestro octavo espectáculo para la primera infancia hemos elegido “la cocina”, porque la consideramos un espacio “mágico” y de experimentación: el alma de las viviendas, el escenario que envuelve nuestro día a día para jugar y el más adecuado para echar a volar nuestra imaginación.
La cocina da calor, color, sabor, olor… En ella descubrimos las primeras texturas, los primeros sabores, porque es el primer laboratorio que conocemos, ese espacio en el que, desde niños, experimentamos con la comida, con los objetos, con los sentidos.
En la cocina amanecemos juntos y en la cocina nos despedimos del día. La cocina como lugar donde nutrir nuestros cuerpos y fortalecer vínculos.
Cuando intentamos dar de comer a un niño algo que no le apetece y jugamos a que una cuchara vuela cargada de comida, estamos iniciándole en sus primeros juegos simbólicos.
Un escenario en blanco y negro con algunas pinceladas de color que nos dan los frutos, cubiertos, cazuelas, mandiles, vajillas… será esta vez la excusa que utilicemos para acercar la poesía, la música, el ritmo y las canciones a los más pequeños.